MIÉRCOLES DE RELATO/ MIRADAS Y SONRISAS DE COMPLICIDAD

MIRADAS Y SONRISAS DE COMPLICIDAD

Ajenos a su triste realidad, Elaine y Bryan vivian felices en su modesta
cabaña del bosque, donde su mayor ilusión era ver crecer con alegría
y ternura a su hija Maian, fruto de ese amor que ambos sentían, que
les hacia superar cualquier dificultad.
Hacia cierto tiempo que se habían visto obligados a dejar la aldea
que los vio crecer, y que les enseñó a ser quienes eran personas
de noble corazón.
A pesar del dolor de tener que dejar atrás todo aquello que les había
dado serenidad y bienestar, los tiempos se habían tornado duros y
ya nada se podía sacar del mar, todo los recursos andaban escasos
y nada se solía sacar y a muchos de ellos no les quedo otro remedio,
que emigrar a otros lugares con el fin de prosperar y sacar así a sus
familias de una situación triste y difícil de llevar.
Elaine sabia que para Bryan el mar era su vida, su fuerza, su energía
para vivir, sin embargo el sacrificio que se iba a realizar era fruto
del amor que el sentía y que deseaba transmitir aquella que era parte
de su ser.
Durante la larga travesía por un país en miseria, pudieron observar
que su complicidad crecía, como su amor crecia y que juntos eran fuertes
y  nada los podía detener, para cada uno de ellos el otro era el sol
en el amanecer que le calentaba el corazón y las sonrisas las estrellas
que iluminaban el camino hacia una felicidad, que aunque a veces podía
parecer utopía, poco a poco se tornaba una realidad.
Una día después de meses de divagar por caminos sin parar, hallaron
ese rincón hermoso y singular que para ellos se torno un paraíso de amor.
A pesar del mal estado en que la cabaña podía estar con el esfuerzo de ambos
todo adquirió otra vibración, otra mirada, y una calidez renació en su corazón.
Nada les impedía sentir felicidad, se tenían a ambos para refugiar sus tristezas
y bañados en amor, un día llego aquel hermoso regalo fruto de su amor y
que les lleno de felicidad, una hija que representaba la unión de dos personas
y de su amor inquebrantable y fortalecedor.
Recostados el uno en el otro, las noches parecían más hermosas bajo mantos
de estrellas que les enseñaban que a pesar de no tener grandes riquezas, eran
más ricos que la gente que vivía entre grandes mansiones alejados de si mismos
y los demás, ellos eran ricos en felicidad y amor.
Tal vez por ello vieron crecer a sus hijas entre miradas y sonrisas de complicidad,
ajenos a la dura realidad, pero con el gran tesoro del amor incondicional.

Ilesin 25/9/13