martes, 11 de febrero de 2014
MIÉRCOLES DE RELATO / LA ISLA DE LA FORTUNA ---- Llegamos a los 100 seguidores
LA ISLA DE LA FORTUNA
Hace ya un tiempo que me dejaron abandonada en esta isla,
esperando quizás que la muerte viniera a buscarme y así
recibir el castigo que con justicia creían debía de recibir por
no haber acatado con una destino, que según ellos estaba
marcado y al cual yo me negué aceptar.
En el tiempo que hace que vivo en este inhóspito lugar he
tenido que buscar un refugio que a su vez me hiciera de
hogar, conocer cada rincón de esta isla donde poder
encontrar agua, comida y esperanza para continuar luchando
y no dejarme abrazar por el miedo y la soledad.
También he sentido de lleno la fuerza del mar, del viento, del
frío y del sol que poco a poco a ido quemando mi cuerpo y la
fortaleza de mi corazón que ahora sobrevive a toda hostilidad.
En uno de los árboles que uso de atalaya, para no volverme
loca e iniciado un calendario, para ver pasar el tiempo y marcar
a su lado cada temporada en que los elementos, también quieren
hacerse notar y así poderme preparar y alejarme del temporal.
Aunque en mi fuero interno la lucha es infernal, a veces pienso
que no se que hubiera sido peor si luchar por mi libertad y no ser
esclava de una vida que me iba a silenciar, que ignoraba mi
pensamiento, mi corazón y en la cual solo debía de seguir los
dictámenes de aquel que iba a ser mi esposo, amo y señor,
de todo lo que era un cuerpo con el que desahogar un instinto
animal, con el que sentir que su estirpe seguía intacta aunque para
ello se maltratará en todos los aspectos.
Donde cada persona era un número y una mercancía con la que
comerciar.
Pero sin embargo, ahora son esclava de los miedos, de los
pensamientos que circulan sin control por mi mente y que tratan
de vencerme y hacerme perder la razón, en este lugar que solo
puedes apreciar aquello que hay en tu interior, que hablas con
esa parte de ti mismo que te muestra todo lo peor y que va
minando la ilusión de que incluso aquí pueda encontrar mi paz,
esa estabilidad que a veces mi inunda cuando me quedo mirando
la puesta de sol, que va poco a poco internadose en el mar como
un suave beso de amor que entre sabor salado conforta al corazón.
Esta mañana al despertar me ha sorprendido una bandada de aves
que sobresaltadas iniciaban su vuelo hacia el horizonte que luminoso
se levantaba, mientras las nubes perezosas viajan en un cielo raso
y sin igual.
Al bajar a la playa para iniciar mi búsqueda matutina de comida con
que alimentar a este delgado cuerpo, cansado de luchas y azotado
por la soledad. He visto la figura alargada sobre la playa y al principio
pensé que mi locura había alcanzado un grado superior, donde las
sombras de las palmeras me hacían confundirlas, con la figura de un
ser humano que tal vez había sido empujado tras algún temporal,
pero en mi mente repase todo lo que últimamente había pasado en
aquel lugar y nada de extraordinario, ni singular había generado
que aquel ser estuviera allí.
Despacio me fui acercando, casi sigilosamente entre los arbustos
para no ser descubierta por quien no sabia que intenciones le
habían llevado hacia ese lugar.
Desde mi privilegiada vista pude observar que se trataba de un joven
pescador, que tal vez se había alejado un poco más de la cuenta en
su afán de encontrar algo con que alimentar a los suyos y allí en mi
paraíso había ido a parar.
Sin hacer ruido me quede parada, mirando cada perfecto movimiento
que daba para lograr pescar peces sin parar, tras un largo tiempo que
evidentemente no pude calcular con precisión, el joven pescador,
volvió hacia el lugar donde había varado su embarcación y después
de colocar su preciado botín, el mismo se acomodó y a fuerza de
remos se alejó del lugar, mientras que yo con la mirada le veía marchar,
fue después que en mi mente empezaron a gritar todo tipo de insultos,
había dejado escapar tal vez la única posibilidad de escapar de esa
isla y de una realidad que aunque era tranquila, me hacia sentir vacía
de todo aquello que una persona puede gozar.
Después de aquel día, muchas mañanas acudía a ese lugar con la
esperanza de que el joven pescador volviera y quien sabe si al final
tendría el valor de acercarme y si así podría alcanzar mi libertad.
Pero el tiempo fue pasando y con el la esperanza de que volviera a
encontrar a quien podía sacarme de esa isla que se ha convertido
en mi hogar.
Tras un tiempo en que como siempre vivía en esa angustiosa soledad,
y me estaba preparando para trasladarme a mi otro hogar lejos de la
playa ya que pronto se iniciaría la temporada en que el mar se encrespaba
y el viento adquiría mucha más fuerza, volví a ver al joven pescador, que
recogía afanoso todo lo que encontraba a su paso por ese rincón de la
playa donde muchas veces los peces quedaban atrapados después de
que la marea bajara y no encontraran manera de escapar.
Esta vez no me escondí decidir presentarme sin más, que podía perder
si ya nada tenia, si quienes me habían llevado allí lo más seguro es que
pensasen que estaba muerta y se habían olvidado de mi.
Casi sin darme cuenta el cielo se encapotó rápidamente y vi con el joven
miraba hacia el cielo, para comprobar al igual que yo que una gran tormenta
se estaba gestando, y allí era peligroso estar.
Al darse la vuelta para mirar donde podía guarecerse de la inminente lluvia,
se encontró cara a cara conmigo y no se que le asusto más si mi presencia
o el echo de no saber donde podía refugiarse, para poder pasar la noche
o quien sabes cuantos días habían de pasar.
Yo sin moverme, le hable despacio diciéndole que no era peligrosa, que
desde hacia años vivía en esa isla y que un día le había visto aparecer y
que esta vez me había acercado para hablarle y saber que pasaba en el
mundo exterior.
Su expresión primero fue de incredulidad, pero después se dio cuenta
de que en realidad yo nada sabia del mundo exterior, y despacio se
acercó no sin antes preguntar si sabia de algún lugar donde poderse refugiar
yo le ofrecí mi hogar y sin decir nada más me fue siguiendo, no se si por
curiosidad o porque realmente necesitaba saber quien era en realidad.
Al llegar a mi hogar, le invite a entrar mientras la lluvia ya hacia un rato
que nos había acompañado en nuestro caminar. Una vez dentro me dirigí
hacia lo que yo llamaba cocina y que en realidad era un agujero echo en
la tierra y donde siempre quemaba viejos maderos que servían para cocinar
todo aquello que mis manos podían pescar o cazar.
El se mantuvo a cierta distancia mientras miraba a su alrededor, después
sin hablar se acercó al fuego y lo alimentó para así poder cocinar parte
del pescado que había logrado pescar.
Después me acercó uno de esos peces y me sonrió, eso sirvió para romper
el hielo que entre ambos había y que tras eso empezamos a preguntarnos
cada uno quienes eramos y que nos había traído hasta ese lugar.
Mientras afuera la tormenta iniciaba su momento de máximo esplendor,
pero nosotros ni tan siquiera la oíamos, absortos como estábamos en nuestra
charla.
Aquella noche por primera vez en mi vida, descanse tranquila sin sobresaltos,
ni pesadillas.
Al día siguiente la lluvia continuaba cayendo y mientras yo todavía dormía,
Inty que así era su nombre, había salido para proveerse de frutas y otros
alimentos que el conocía y así llenar la despensa para lograr pasar lo que
parecía una larga temporada de lluvias, frío y temporal.
Al principio cuando desperté y vi que él no estaba pensé en que se había
ido aprovechando un espacio de tranquilidad, sin embargo cuando le vi
regresar con todo aquel vergel de alimentos, mis ojos no daban crédito
a que en aquel extraño lugar todo eso se pudiera comer y cocinar.
Tras reírse un rato por mi falta de conocimientos, se sentó en el suelo y
con su voz dulce me fue explicando cada cosa que era y donde la
podía localizar, después lo fue acomodando todo en su lugar para guardarlo
y que no tuviéramos que salir mientras durase la temporada fatal.
Un día me dijo Iara,¿ cuando todo esto termine que piensas hacer, quedarte
o venir conmigo a otro lugar, donde iniciarías otra vida, otra realidad?
me quede en silencio, tal vez por que hacia tanto tiempo que había dejado
de soñar, de pedir que un milagro pudiera suceder, que ahora que me
ofrecían una mano para salir de mi hogar y así poder iniciar una vida diferente,
no sabia que decir, él sencillamente me cogió de la mano y sin decir nada más
aguardo a que mi mente se tranquilizara y al final pudiera responder.
Que daba igual donde viviera siempre que pudiera gozar de estabilidad, de todo
aquello que un ser debía de tener, voz, pensamiento y amor.
Y así fue como al final nos quedamos para siempre en esta isla que desde momento
llamamos fortuna, por que nos dio el tesoro más preciado del mundo "el amor".
Ilesin 11/2/14
Este diploma os lo entrego desde mi corazón por que gracias a todos vosotros
hemos llegado a los 100 seguidores y amigos.
Muchas gracias.
Un relato precioso, con final feliz, hoy estás contenta por haber llenado el cuadrito con cien seguidores y el mérito es solamente tuyo, en tu casa siempre hay palabras bien ordenadas, frases elegantes y cuentos, relatos, historias bien escritas. Felicidades por ese logro y me llevo el diploma para guardarlo en autodidactabis. Abrazos
ResponderEliminarMi querida Ester puede que mi merito sea el escribir desde mi esencia interior,pero sin vuestro reconocimiento nada de esto hubiera sido posible.
EliminarMuchas gracias por ser y estar siempre ahi.
Besos
Tus relatos son siempre hermosos.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Besos.
Yo no soy seguidor de nadie pero vengo siempre eh...
Mi querido Toro tu eres uno mas entre mis mas fieles lectores y eso es un honor por lo tanto muchas gracias por tu fidelidad y buenas palabras.
EliminarBesos
Me entretienen y me gustan tus relatos.
ResponderEliminarBss
Muchas gracias querida Mar por regalarme tus hermosas palabras.
ResponderEliminarBesos
Un relato precioso y enhorabuena por esos 100 seguidores!!
ResponderEliminarUn beso
Muchas gracias por tu comentario y por tu fidelidad.
EliminarBesos
Sincero e inspirado, me ha gustado.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarUna pequeña isla puede contener todas nuestra felicidad. No necesitamos más.
ResponderEliminarEs un bonito relato y una gran lección, amiga mía!
Felicitaciones por esos cien seguidores.
Un abrazo!
Muchas gracias querido Jose por tus palabras y apoyo en este espacio.
EliminarBesos