MIERCOLES DE RELATO / UNA VEZ AL AÑO

UNA VEZ AL AÑO

La primera vez que le vi, sentí una inexplicable
atracción hacia el, no era muy guapo, pero
desprendía una personalidad misteriosa e 
intrigante.
Aunque mis instintos andaban revueltos por 
dentro,me mostré fría y escuche cada palabra 
como estudiando un poco como era en realidad, 
que se escondía tras esa apariencia de seguridad.
Evidentemente poco o nada pude averiguar en 
ese primer encuentro y aunque durante días en 
mi mente solo estaba su semblante y esa voz 
cálida y sensual,poco a poco fui dejando de 
pensar en él, sin embargo debido a mi trabajo 
a veces tenia que acudir a cenas de trabajo o 
congresos donde se exponían las ultimas 
novedades y debía de estar a la ultima para no 
perder el tren de vida que me permitía 
desenvolverme sin complicaciones. Y cual fue 
mi sorpresa al descubrir que teníamos un punto 
más en común, un trabajo similar,compatible, 
donde a veces coincidíamos y que nos daba pie 
a seguir conociéndonos como personas, digamos 
que de esta manera fueron pasando los meses y 
hasta un año,en que durante un viaje de negocios, 
él me propuso tomarnos unos días de vacaciones 
junto en una pequeña cabaña en medio del bosque 
cerca de un lago y en soledad total, para desconectar 
y recuperarnos un poco de tanto ajetreo. 
La verdad es que la idea me pareció genial, estaba
tan agotada que el simple echo de estar unos días 
fuera del bullicio de la ciudad, en buena compañía 
y respirando otros aires me apetecía, así que le dije 
que sí .
Él se encargo de prepararlo todo , eso si también 
planifico el como llegaríamos, y para ello se encargó 
de enviarme un mapa detallado con muchas 
indicaciones para que no tuviera problemas para
llegar al lugar y lo más sorprendente fue que dentro 
del sobre me encontré con una llave y una nota que
me decía,"Por si llegas antes que yo y no tengas 
que esperar fuera, nos vemos pronto".
Así que el día indicado, cogí mi pequeña maleta,
cerré la puerta de mi apartamento y dirigiéndome 
hasta el garaje subí a mi coche y me puse en marcha 
hacia la aventura de un fin de semana, que no 
sabia que me podía entregar,pero que como mínimo 
estaría relajada y en paz.
Durante el viaje mi mente empezó a buscar miles de
escusas por las cuales debía de dar media vuelta y 
no acudir al lugar, sin embargo el cansancio y el 
poder disfrutar un poco de la naturaleza me hacían 
desistir de mis múltiples muros que crecían sin cesar, 
así que decidí ponerme música y cantar para no 
pensar más.
Después de dos horas largas de viaje, llegue a un 
camino de tierra que conducía en subida por una 
cuesta ligera y después de un ratito de conducir 
con cierta precaución,llegue a un lugar paradisíaco, 
la vista me emocionó y todas las dudas y miedos 
desaparecieron al instante, entre esbeltos arboles 
podía ver las aguas tranquilas del lago que dibujaban
miles de colores, mientras los altos árboles 
susurraban una bella canción de bienvenida.
Después de ese especie de trance, regresé a la 
realidad y busque en el bolso la llave que él me 
había enviado. mientras, me dirigía hacía la puerta 
que estaba abierta y al entrar, una sensación de paz
y calidez de hogar embriago mi corazón.
La chimenea encendida, unas flores silvestres 
colocadas de manera armoniosa en un jarrón y 
en la cocina un suave perfume a comida acabándose 
de guisar.
Sin más dilación le llame por su nombre, y él 
apareció sonriente desde una de las habitaciones, 
saludándome cordialmente y enseñándome la cabaña 
y cual seria mi habitación, cosa que de momento 
me tranquilizó, ya que no estaba preparada para dar
un paso más al menos de momento.
Aquel día fue tranquilo, paseamos por los alrededores, 
hablamos mucho sobre nosotros mismos y 
admiramos un bello atardecer sobre las aguas del lago, 
mientras el manto de estrellas crecía y nos envolvía 
en una atmósfera de felicidad.
Tras la cena y mientras seguíamos riendo y charlando 
de miles de cosas sentados en el sofá, la noche fue 
pasando, hasta que el cansancio hizo mella en ambos 
y nos fuimos a dormir.
Ese fin de semana nos enseñó como eramos fuera de 
toda rutina normal y comprobamos que entre nosotros 
había mucha afinidad,pero la prudencia y el miedo 
hizo que no pasara nada más.
Cuando recogimos nuestras cosas y cada uno se 
dirigió hacia su coche, ambos nos hicimos una 
promesa y era que aunque la vida se bifurcara miles 
de veces, una vez al año nos encontraríamos en ese 
lugar y así fue como cada año en lo que más se 
acercaba a la fecha de la primera vez, ambos 
cogíamos nuestros coches y acudíamos a la cabaña 
de la felicidad. Evidentemente nació entre nosotros 
el amor,y juntos dimos rienda suelta a la pasión y 
al amor verdadero, pero nunca nos aferramos a 
una relación, nos dimos libertad para vivir, la vida 
como quisiéramos, así paso el tiempo, ambos 
teníamos nuestras respectivas parejas, pero jamás 
fallábamos a nuestra cita, por que aunque 
amábamos a nuestros cónyuges, lo que había 
entre nosotros era diferente nos llenaba el alma 
de algo que nadie podía entregar, más que el y yo. 
Nunca dejamos de acudir a la cita ni cuando yo 
estaba embarazada de mi segundo hijo y  tuvo 
la gentileza de nacer antes de tiempo y que 
el fuera quien me acompañara en ese instante, 
fue algo único y especial,que nos unió todavía más.
Hoy cuando he vuelto al lugar y tu no estas aquí 
siento ese vacío intenso dentro de mí, pero los 
años no pasan en balde y nosotros hemos vivido
tanto, que en mis recuerdos pasan miles de 
fotogramas de todo lo vivido a tu lado. Por eso 
así que he llegado he abierto las ventanas, e
sacado el polvo, salí a buscar flores silvestres 
para ponerlas una vez más en el jarrón y 
después de encender la chimenea, me deje llevar
por la emoción y mirando al cielo te envié mi amor 
y un beso apasionado como el último que nos 
dimos el año anterior.
Como nada me ata a nadie, he decidido pasar 
mis últimos días aquí, donde realmente fui feliz.

Ilesin 11/2/15