NOCHE EN EL MUSEO

                                 (Fotografía tomada por mi)

NOCHE EN EL MUSEO

Nunca imagine que esa noche viviría
una experiencia única, donde toda yo
viajaría a través del tiempo hacia la
lejana e imperial Roma.
Como cada año, los museos de la ciudad
abrían sus puertas por la noche y la
atmósfera que en ellos se respira invita
a soñar despiertos entre sus salas.
Después de barajar diferentes posibilidades
me decante por ir a las ruinas romanas,
me gusto la idea de pasear entre ellas 
de noche y bajo en influjo de la luna llena.
Me sorprendió que a pesar de la que fuera
gratis no hubiera mucha gente, cosa que
agradecí para poderme deleitar por sus
múltiples salas y rincones.
Pero de golpe todo cambio, las luces 
empezaron a parpadear sin motivo aparente
hasta que al final nos sumimos en una 
profunda oscuridad, sin embargo nadie
se asustó, todo siguió en su normalidad,
quizás esperando que todo se arreglara
sin más, pero nada de eso ocurrió.
Desde el fondo de la gran sala se empezaron
a escuchar pasos fuertes como marciales,
y voces dando ordenes a diestro y siniestro.
lo que antes era máxima oscuridad, fue
adquiriendo un suave tono anaranjado, 
gracias a miles de antorchas que fueron 
apareciendo de la nada y que nos evocaron
otro espacio tiempo, ya no estábamos en 
medio de la ciudad que era ahora, sino
que habíamos retrocedido miles de años
atrás, era la antigua ciudad romana, la
columna de soldados pasaron por nuestro
lado con aire de superioridad, mientras 
detrás suyo aparecían senadores, cónsules
con sus grandes togas, con la mirada los 
seguimos, mientras las antiguas calles iban
tomando su habitual bullicio, se podían 
oír las voces de quienes vendían, frutas,
verduras pescado y carne, en esa calle 
que ahora nos trasladaba a sus quehaceres 
diarios.
La visita ya no era a una ciudad en ruinas ,
sino a una que como por arte de magia 
había recobrado la vida, en las termas podías
sentir el rumor de las conspiraciones, de las
habladurías que circulaban, de quienes pensaban
realizar viajes a la gran capital del Imperio,
mientras los sirvientes ajetreados, les atendían
ofreciéndoles masajes, vino, etc.
Incluso al entrar en la casa de un ilustre 
de la ciudad, podías degustar esa calidez de sus
paredes, donde los frescos pintados en la pared,
que hacían viajar, mientras pisabas verdaderas
bellezas en formas de mosaicos, cada uno
distinto para diferenciar las estancias, y el jardín
tan sereno donde el ajetreo de la calle, desaparecía,
y solo el rumor de la fuente y el canto de los pájaros
te daban un instante de paz.
Pero lo que más me llamó la atención, fue el ser
participe de juicio donde se pudo comprobar que
a pesar del tiempo transcurrido, muy poco han
cambiado las leyes, que siguen favoreciendo a 
los grandes señores e infravalorando a los pobres
sencillamente porque todos estaban unidos por
alianzas familiares, vamos como ahora aunque
intentan que estén más ocultas.
No se cuanto tiempo paso, pero de la misma 
manera que todo surgió de la nada desapareció,
y solo en nuestra mente quedo la extraña
sensación de haber vivido algo que quizás solo
había sido parte de nuestra imaginación.

Ilesin 25/5/16