PASEOS POR LA CAMPIÑA
Ahora que el tiempo a pasado y mi mente aburrida se pasea por
los recuerdos de esos días pasados en la campiña inglesa.
Era primavera y mi gran amiga Caroline me había invitado a ir
por unos días a su casa en la campiña inglesa, donde tras el
riguroso invierno solía ir para recuperarse de los efectos que
el frío había tenido en ella.
La verdad es que al principio dude mucho si debía de ir, ya
que el viaje era un tanto pesado, sobretodo por debía de cruzar
el canal de la mancha en barco y eso era lago que no soportaba,
y sigo sin soportar , siempre e pensado que hay demasiada agua
que envuelve a lo que me parece pequeña embarcación, aunque
visto desde fuera no es así, pero yo no me siento segura entre
tanta agua.
Pero a pesar de todo al final decidí aceptar su invitación e inicie
el viaje hacia allí.La travesía gracias a Dios fue tranquila y sin
sobresaltos, pero hasta que por fin no llegue y toque tierra
firme con mis dos pies mi corazón no estuvo tranquilo y pude
respirar mejor.
Caroline se reía cuando me vio bajar de la embarcación , pues
ella sabia de mi terror a los viajes por mar. Dijo que mi cara
era la expresión del sufrimiento compungido.
Una vez ya en tierra firme me abrace a ella y juntas nos dirigimos
hasta el carruaje que nos llevaría hasta su casa en la campiña.
Durante el trayecto nos pusimos al día de todas las cosas que
nos habían acontecido a ambas durante el tiempo que hacia que no
nos habíamos visto.
Mientras íbamos hablando el paisaje iba cambiando de color,todo
se tornaba más amplio y de fragancias suaves de flores silvestres y
hierba mojada por el rocío de aquella mañana.
Cuando llegamos a su casa, me di cuenta del gran ajetreo que en
ella había y como la mañana sido algo lluviosa en camino estaba
mojado y con algo de tierra entre las losetas que hacían el sendero
hacia la puerta principal, mientras caminábamos con los vestidos algo
levantados para evitar ensuciarlos, nos reíamos y yo viendo su manera
tan cómica de caminar le decía que tal vez un día me creería que de
verdad en ella había sangre real.
Una vez en el interior fuimos directamente hacia el gran invernadero,
que no era más que una gran sala todo de cristal donde el sol cuando
salia iluminaba y calentaba toda la estancia.
Allí mientras descansábamos del pequeño viaje, ella me explicaba todas
las novedades que sabia había ocurrido en la aristocracia del lugar, de
los líos que algunos jóvenes tenían y de las bodas que habían acontecido.
Mientras ella hablaba yo me maravillaba de poder ver ese paisaje que
tras los cristales se podía observar en un jardín lleno de flor que invitaba
a pasear y soñar.
Mientras estaba entretenida en ello, mi ojos fuero a parar a un joven de
cabello negro que junto con otras personas estaban trasladando todo
tipo de menesteres ara el tiempo que allí debían de pasar.
El muchacho en cuestión era digno de ver, a pesar de su humilde condición.
Me llamaba la atención que tras esa camisa blanca que llevaba se entreveía
un cuerpo dorado y forjado por el trabajo.
Cierto día con Caroline y aprovechando que hacia en día soleado y hermoso
salimos de picnic y entre los sirvientes que nos acompañaban estaban Ian, el
callado muchacho que me tenia fascinada.
El día estuvo entretenido entre flores y juegos a la vera del río, hasta que
hacia media tarde, el cielo se nubló y un fuerte chubasco hizo que nos
mojáramos hasta los huesos, pero todo y así, nuestro animo seguía intacto.
Mientras los sirvientes se afanaban a recogerlo todo los más rápido posible,
en medio de esas prisas a Ian una de las cajas que llevaba se le engancho
en su blanca camisa provocan que esta se rompiera y su hermoso cuerpo
se fuera cubriendo de agua, yo sin pensarlo mucho me acerque ofreciéndole
la capa negra que llevaba, al principio el se negó a cogerla, sin embargo
después de mis suplicas e insistencias acepto, poniéndosela de manera muy
original, que me hizo sonreír.
Cuando hubo escampado la lluvia, volvimos todos hacia la casa, con el frío en
el cuerpo pero por mi parte feliz.
Al llegar Ian se acercó y quitándose mi capa que llevaba atada por debajo de
uno de sus brazos, me la devolvió dándome las gracias.
Mi corazón latía de manera rápida y es que en el y en sus hermosos ojos había
algo que me gustaba, sin embargo sabia que nada podía haber entre nosotros,
por que pertenecíamos a clases diferentes, pero el echo de verle cerca me ayudaba
a ver la vida con una nueva mirada.
La primavera fue pasando y mi tiempo de vacaciones llegaba a su fin, en mi equipaje
me llevaba todos esos momentos que había podido compartir, entre la amistad y
el amor platónico hacia Ian, que en más de una ocasión habíamos quedado en el
jardín para hablar y por mi parte conocer su verdadera personalidad, esa que existía
tras la vista de un joven campesino y que era sensible y de gran imaginación.
El día en que me marchaba me acerqué hacia él para despedirme y el me tendió una
pequeña caja de madera que él mismo había tallado y que tenia el dibujo del árbol
donde solíamos sentarnos para hablar.
Cuando cogí de entre sus manos la caja, me hizo prometer que hasta que no llegara
a mi verdadero hogar no la abriría y así lo hice, encontrando en su interior el poema
de amor más bello que se haya escrito y que siempre llevo cerca del corazón.
Ilesin 18/9/13
Recordar es vivir dos veces. Y cuando las experiencias son positivas aún más. Gracias por el paseo.
ResponderEliminarBss
Muchas gracias Katy, me alegro que el paseo haya resultado de tu agrado.
EliminarBesos
Como soy una romántica empedernida,me chiflan las historias de época,como yo las llamo,donde a pesar del marcado interés por diferenciar las clases sociales,este hecho clasista,no impide que se desarrollen sucesos tan románticos y bellos como el que tú tan bien narras aquí.
ResponderEliminarBesos,escritora.
Me alegro que te haya gustado esta historia, que tal y como tu dices esta marcada por ese diferencia de clases pero sin embargo hay el triunfo del amor en su forma más bella y pura.
EliminarBesos
Que preciosa historia, mi querida niña, me ha saltado una lagrimota, ya que el puro y sincero amor sin más, es el que dura en el corazón toda la vida, precioso tu relato.
ResponderEliminarUn gran abrazo, corazón de melón dulce.
Ambar
Muchas gracias Ambar, me alegro que te hayas emocionado y que sientas que el verdadero amor nunca muere sino que perdura en el fondo de nuestro corazón.
EliminarBesos
Me encantan tus relatos llenos de romanticismo y belleza...
ResponderEliminarUn beso grande..
Muchas gracias Misterio por tus palabras, ellas dan fuerzas para seguir escribiendo por sabes que llegan a el alma de quienes las leen.
EliminarBesos.
Que bello relato romántico, pero realista por la incluion de la clases sociales.....
ResponderEliminarAbrazo
Muchas gracias querida Lapislazuli, por tus palabras, me alegro que te gusten estas narraciones, que en su interior guardan el mensaje de una sociedad que en momento vivió y actuó.
EliminarBesos
Mi querida hadita de luz, que belleza y tierno relato. Me sentí la Caroline de esa época, y muy parecida en esta en cuanto a las tardes donde nos reunimos para contar las novedades y actualidad de las cosas que nos ocurren...
ResponderEliminarmmmmm si, definitivamente eramos de la aristocracia inglesa, la cual no destruyó esos sentimientos puros de amor y de nobleza.
Besitos de luz mi hadita de luz
Mi querida Carolina, tu lo has dicho en la actualidad nosotras seguimos siendo esas amigas que pasamos tardes de charla y donde dejamos volar nuestra imaginación, entre musos inspiradores.
EliminarBesos de luz mi querida Hadita aristocrata.