MIERCOLES DE RELATO / LOS BESOS DE LAS GAVIOTAS

LOS BESOS DE LAS GAVIOTAS

Una vez alguien siendo niña me contó un hermoso cuento,
que me hablaba de el baile de las gaviotas sobre el mar y
del gran secreto que guardaban entre sus alas y que a las
jovencitas del lugar las hacia soñar en que un día tal vez
ellas serian las que pasarían ese legado a otras niñas que
como ellas escucharían la historia y soñarían sin más.
La historia cuenta que un día una hermosa muchacha,
se acerco a la orilla del mar, suspirando por su amado que
un día se había ido, por el horizonte en busca de fortuna,
y que había dejado la promesa a la muchacha de que un
día volvería a recogerla y la haría la mas dichosa de todas
las mujeres del lugar.
Sin embargo el tiempo pasaba y ni una sola noticia llegaba
que diera la esperanza de que él pensaba en ella y que nada
le había pasado en su viaje hacia la felicidad.
Sin embargo para ella, la fortuna no importaba, lo que más
deseaba era la llegada del ser amado, y volver a sentir su
dulce fragancia, la tenue dulzura de sus palabras.
Así que cada mañana bajaba a la playa, con la esperanza
de ver desde la lontananza, como se acercaba la silueta
amada de aquella barca que una día partió hacia el confín
de los tiempos llevándose con ella la sonrisa, la alegría,
y el corazón de su amado.
Como añoranza era cada vez más severa, un día de invierno,
estando caminando por su familiar playa, vio a un grupo
de gaviotas varadas en la arena, mirándola con sus ojos
grandes y profundos, como si pudieran leerle el alma y
sintiendo un ligero escalofrío, empezó a brotar de su boca
un sin fin de palabras, que bordaban recuerdos, sueños y
deseos que le enviaba a su amado, mientras por sus ojos
brotaban las lagrimas sin consuelo.
Cuando hubo terminado, las mismas gaviotas que habían
estado paradas en su larga charla, empezaron a remontar
su vuelo y gritando al viento, como para decirle, que ellas
serian las que le llevasen a su amado, todas esas palabras
salidas de un corazón roto y desangelado.
Asi recobro la esperanza y cuando llegaba a la playa,
se sentaba cerca de las gaviotas, esperando que estas le
llevaran a su amado los deseos que salían de su corazón,
cuando estas se le acercaban le daba la sensación de que
le entregaban los besos lanzados al aire de su amado
Y así fueron pasando los años, sin que ni en un solo instante
perdiera la fe y la esperanza de que el volvería.
Por que cuando de verdad algo te pertenece, el destino hace
que este oiga tu canción y vuelva al origen de donde salio
el ternura del verdadero amor.
Y así entre gaviotas que volaban, un día apareció en su
amada y solitaria playa, aquel por quien tanto había suspirado,
y entre besos salados sellaron su amor.

Ilesin 3/12/14