VIENTO DEL NORTE

VIENTO DEL NORTE

Pasado el verano, todos somos muy 
conscientes de que todo en cualquier 
momento puede cambiar, que tras 
una calma, nos puede llegar un temporal. 
Sin embargo no vivimos angustiados
por lo que pasará, dejamos que la vida 
siga su curso natural, que nos enseñe 
que dirección llevar.
Sin embargo cuando los vientos cambian 
y de pronto se oye el ulular del viento 
entre las rocas sabemos que algo puede 
pasar, que se inician cambios que muchas 
veces nos harán transformar todo aquel
mundo de serenidad.
Es el viento del norte que sopla para 
arrancar con su fuerza aquellas ligaduras 
que hace tiempo están  ancladas en 
nuestro interior y que no nos hacen avanzar.
Ese viento que da fuerza a las olas, 
llevándolas a una altura casi sobrenatural, 
donde nada es obstáculo sino un simple 
juego en manos de un bravío mar.
Desde una distancia prudencial, se admira 
ese trabajo arduo que se genera de 
la nada y que derrumba muros hasta 
esos instantes difíciles de superar, pero 
que ahora son burdos juguetes en manos 
de la fuerza de un viento frío e invernal, 
que ayudado por gigantescas olas, nos
quiere indicar que no hay nada eterno 
en el tiempo, que todo tiene su inicio 
y final, que tras la dura batalla la calma 
volverá, que no debemos de aferrarnos 
a instantes que no volverán, pero sin 
embargo dejaron  su huella y un recuerdo 
imborrable en el alma, que jamas 
se perderá.
Tal vez por eso añoro la fuerza de esa 
naturaleza que no se puede gobernar, 
que deja su estela entre rincones,
que solo ojos expertos ven cambiar y 
que son cuadros magníficos pintados 
por la dureza y valentía de un mar
embravecido y de un viento que su unen 
en un efímero tiempo de  bella amistad.

Ilesin 13/1/15