MIERCOLES DE RELATO / EN LOS JARDINES DE BABILONIA

EN LOS JARDINES DE BABILONIA

Al caer la noche en la ciudad el murmullo
de las calles va calmándose, mientras solo
el rumor de las aguas precipitándose en las
cascadas y lagunas dejan escapar la sinfonía
de la serenidad y transforman el paisaje
de la bulliciosa cuidad, para dejar paso a
un oasis de paz.
Es en esos instantes cuando me gusta salir 
y pasear por los inmensos jardines, donde
mis sentidos se recrean y dejan paso a los
recuerdos, a los sentimientos que entrelazados
dan paso a miles de historias que me han
pasado de verdad y otras tal vez las he soñado
tantas veces que ya no se si han pasado en 
realidad.
Sin embargo mientras me embriago de los
aromas de las lilas, de naranjos en flor, me
dejo llevar por la magia del lugar, donde
Marduk me abraza entre sus fuertes brazos,
mientras sus palabras entretejen miles de
letras llenas de amor, de sueños por cumplir,
de deseos ,de esperanzas que llenan mi
corazón de una luz especial, la que transmite
su mirada, cuando bajo la luz de las estrellas
puedo observar sus ojos cristalinos como
el mar.
Solo entonces en que mis sentidos se expanden,
y dejo a mi imaginación volar, mi amado
esposo, me abraza y entre risas me dice:
-Hay Iyari un día no podre detenerte a mi lado
y te veré volar entre las estrellas, en busca de
algo que me gustaría saber.
-No es eso mi querido Marduk, yo solo necesito
tenerte aquí a mi lado para suspirar de amor,
pero tus palabras me llenan de luz y quisiera
estar por siempre en esa bóveda celestial y 
juntos brillar como esas bellas constelaciones
que nos enseñan el camino de la felicidad.
Entonces él me mira, sonríe y sin dejar que diga
nada más me besa en los labios mientras siento
como me rodea fuerte entre sus brazos, para
asegurarse que el momento permenecera para
siempre guardado en nuestra memoria.
Los jardines son nuestro bálsamo de vida, son
nuestro lugar especial, donde bajo el manto
de la naturaleza nuestro amor se hace grande
y llena el corazón de una magia especial.
No existe el tiempo, solo estamos él y yo,
Mientras algún pájaro nocturno inicia su canto
como para poner una mota musical al encanto
de ese instante que nos conmueve el alma.
Y la luna celosa muestra su cara más coqueta
sonriendo picara, ante nosotros que envueltos
en su hechizo, nos dejamos llevar y tras un 
largo paseo entre columnas, terrazas y escaleras
regresamos a nuestra casa, donde podemos 
seguir viendo nuestro paraíso entre los ligeros
visillos y la tenue luz que entra por el porche de
la terraza que nos cubre de belleza, el momento
en que su cuerpo y el mio en uno se convierten
y somos un rió más, una fuente más que brota
de los manantiales del amor.

Ilesin 15/4/15