MIERCOLES DE RELATO / LA DANZA DE LA VIDA

LA DANZA DE LA VIDA

Cuantas veces siendo niñas, nos hemos dejado 
llevar por la fantasía donde nos convertimos 
en bellas damas, que esperan ser cortejadas
por un hermoso príncipe que nos rescata de 
miles de peligros, y en esa danza de emociones, 
llegamos casi a perder de vista la realidad,
creyéndonos ser dignas de ser reinas de una 
vida que todavía no se abierto de par en par.
Pero el tiempo fiel maestro, nos enseña la 
cruda verdad de un destino que sin saber, 
parece estar escrito y donde pocas veces 
se logran hacer realidad todos esos sueños 
que de niñas esperamos alcanzar.
Pero hay veces que de alguna manera se 
logra forjar un cuadro bastante preciso de 
aquello que deseábamos ser cuando fuéramos 
mayores.
En mi caso un día llegue a la conclusión que 
yo quería ser libre, y así poder ejercer y vivir 
aquello que realmente me pudiera hacer feliz, 
no sentía la necesidad de estar ligada a nada 
y mis puertas se abrieron un día en el que 
paseando por el camino que llevaba desde la 
aldea a la ciudad, vi entre la arboleda la silueta 
de una pequeña construcción, que después de 
unos pequeños retoques se convirtió en mi 
nuevo hogar.
No necesitaba mucho más, tenia mi espacio, 
mi santuario particular, y fuera un mundo por 
recorrer, entre altos árboles que me daban cierta
protección y donde el sonido de la naturaleza, 
me hacia iniciar una danza única y especial, 
la llamada " Danza de la vida ", que mas puedo
pedir si a nuestro alrededor hay una sinfonía 
de armonía que constantemente nos traslada 
a una esfera diferente, donde cada ser es parte 
de esta orquesta universal, que sin más nos 
ofrece la música más bella que uno puede gozar.
El rumor del aire al pasar por la verdes copas 
de los árboles, el suave murmullo del río en su 
constante caminar, que entre rocas hace a el
agua hablar un lenguaje de calma y serenidad.
Y que decir de esos días de lluvia donde cada 
gota deslizada entre hojas produce ese sonido 
frágil y único del runrún que como un pequeño 
tambor nos conduce a través del tiempo hacia 
tiempos antiguos donde cerca del fuego, oíamos 
el susurro de las voces de los sabios quienes 
enseñaban a los jóvenes aprendices la magia
de la vida y del mundo que tenían que recorrer.
Durante el largo invierno cuando todo estaba 
en silencio y solo se podía apreciar el son del 
crepitar de los troncos quemándose en la hoguera, 
la imaginación me hacia viajar por parajes llenos 
de color, donde mi alma volaba en esa libertad 
que me daba la felicidad.
Mientras mi ojos observaban la danza del fuego, 
que con sutil delicadeza ejercía su función hipnótica, 
dando calor al cuerpo, corazón y alma, mientras 
fuera un ligero manto blanco teñía todo el lugar.
En el paso de las estaciones una puede ver 
claramente esa bella danza, que poco a poco 
hace su representación, generando en mi interior 
esa misma sensación, y así una siente el vigor 
de un renacimiento de la vida que tras el letargo 
invernal vuelve a florecer y dejándose llevar por 
la fragancia de los aromas siente crecer su alma 
de una nueva sabia, que la lleva a bailar al son 
de la obra más perfecta que se puede una imaginar, 
esa que cada año nos trae las primeras prímulas 
en floración, ese despertar de nuestra esencia interior. 
Después durante el periodo estival donde las mañanas 
nos invitan a pasear por los caminos e iniciar 
un dialogo con todo que esta en su máximo esplendor, 
mientras poco a poco el otoño llama a la puerta 
y con su pincel mágico inicia un bello cuadro donde 
los árboles se tiñen de hermosos colores y las hojas
viejas empiezan a fabricar una bellas alfombra por 
la caminar y aspirar ese viento del norte que sin 
querer empieza asomar por la cima del monte
y que te invita danzar como las aves en su migración, 
que sin saber como ni porque van siguiendo un 
instinto superior que las conduce a un lugar más 
cálido y mejor.
Así es la vida, unos la verán triste y sin objetivo, 
donde nada se quiere compartir, sin embargo 
en su ignorancia no logran ver que cada puesta
de sol, cada estrella observada, cada amanecer 
es un instante que se comparte con miles de 
seres invisibles a los ojos, pero presentes en el
alma y corazón.

Ilesin 12/11/14