LA ENTRADA AL TEMPLO PERDIDO
Siempre me impresionó la llegada
a la ciudad de Atlantis, donde su
majestuosa entrada era como un
respeto añadido, quizás por que
la visión desde las aguas era mágica
y casi espectral sobretodo si aparecía
sumergida entre un velo niebla
misteriosa y solo podía apreciarse
de lejos el rumor de las aguas que
descendían desde lo alto de la puerta
a través de esos seres alados que
parecían dar la bendición a quienes
se acercaban a tal civilización,mientras
sentías empequeñecer ante el acceso
que daba a la ciudad.
Todo tenia una luz especial, que hacia
que cada instante vivido allí fuera de
otra dimensión, cada recodo de la
ensenada, era la entrada a un mundo
magico, donde por extraño que parezca
el alma encontraba cierta paz.
En sus calles todo estaba envuelto
de una atmósfera, serena, nada alteraba
el ir y venir de sus gentes en sus
quehaceres diarios, donde todo parecía
estar preparado donde cada cual sabia
su rol.
Mis viajes hacia allí eran puramente
de intercambio, debido a mis constantes
travesías marítimas, había ido
especializándome en el transporte de
minerales de alta calidad y a los cuales
los Atlantes tenían gran estima.
Sobretodo por los hermosos cuarzos
blancos, que los tenían como algo superior.
Mis llegada siempre era bien recibida,
ya que esperan con ímpetu los ejemplares
extraños que podía llevarles, desde otros
confines del mundo ya los cuales ellos
podían viajar a través de los velos de
estas piezas transparentes y luminosos,
de manera que yo no podía entender,
pero que ello explicaban con una
expresividad difícil de explicar.
Un día llego a mis oídos que las piezas
más grandes y fascinantes, estaban en
un templo privilegiado, donde la visión
era increíble y espectral.
Mi curiosidad se acrecentó, e intente
averiguar más, pero ellos eran muy
prudentes y según que detalles, no eran
explicados, solo quienes tenían unas
facultades especiales eran dignos de
saber dichos secretos y podían tener
a su alcance esos conocimientos .
Pero cabezón como era, mi inconsciencia
hizo buscar por cuenta propia y al final
un día logre encontrar su puerta de
entrada, y aunque el camino era peligroso
ya que bajaba por un sendero estrecho,
húmedo y sin protección, en la pared
del acantilado, mis ganas de ver este
lugar oculto y magico, pudo más todo
el peligro que en pudiera haber.
El trayecto fue difícil de llevar, ya que los
pies de vez en cuando resbalaban sobre
los cantos rodados del camino que
constantemente era salpicado por el mar
y donde durante la marea alta quedaba
sumergido, lo que me hizo calcular el poco
tiempo que tenia para llegar a la entrada
y observar un lugar seguro donde
quedarme hasta la próxima bajada de
marea y regresarme.
Sin embargo, la cosa no iba a ser fácil,
ya que después de un largo tiempo de
descenso, al entrar en la caverna, el frío
hacia que los músculos se agarrotaran,
y los ojos tarden en acostumbrase a la
poca luz del lugar.
Cuando por fin pude ver, mi decepción
fue grande, ya que solo se veía una gran
sala vacía, donde el ruido del mar,era
amplificado y de no ser un experto marino,
me hubiera asustado ante el ruido de las
olas al pegar fuertemente en sus muros
de piedra. Sin embargo sabia que tenia
que buscar un lugar seguro, antes de
que la pleamar llegara.
En esa búsqueda, observe que tras un
pequeño recodo, salia una luz trémula
y hacia allí me fui. Al llegar a ese angosto
camino, solo la luz daba un aspecto
misterioso al lugar, pero a pesar de que
mi estomago andaba encogido, seguí
adelante,hasta llegar a una gigantesca
puerta de un material desconocido y
que impedía el paso. Cosa que en un
principio me disgustó.
Sin embargo mi curiosidad era grande,
y fui buscando a lo largo de toda la
puerta un engranaje que me permitiera
abrirla, y tan absorto estaba en ello, que
no escuche que tras de la puerta se
podían escuchar voces y mi sorpresa fue
descubrir que sin saber de donde habían
salido, varios guerreros atlantes me habían
rodeado y ahora me conducían a través,
de túneles, que yo ni tan siquiera había
apreciado, a saber donde.
Des`pues de un largo caminar, entre en
una sala grande y bien iluminada, donde
un hombre de mirada penetrante, me
observaba desde la distancia.
" Tu osadía es grande, pero tu valor también,
poco se atreven a bajar por el sendero y
entienden el peligro que concierne si no
se tiene en cuenta los ciclos de las aguas,
sin embargo tu has seguido adelante y ahora
estas dentro del un lugar sagrado. Supongo
que sabes que te puede pasar ¿Verdad?".
La verdad es que por primera vez en mi vida,
me quede sin poder articular palabra y deje
que el destino siguiera su camino,
seguramente mi curiosidad iba a ser la causa
de mi muerte.
Pero ellos eran un pueblo pacifico y sin saber
como me entraron dentro de lo que no hay
palabras para expresar, bajo la condición de
que no explicaría nada de lo que allí oyera
o viera. Evidentemente tenia demasiado
cariño a mi vida como para negarme a lo
que me pidieron, sin embargo iba a saciar mi
curiosidad y valió la pena ver, sentir y llenarse
de la fuerza, de la luz y la energía de aquel
hermoso templo perdido.
Ilesin 9/12/15
