SILENCIOSA veces hay silencios que matan,
silencios que hacen sentir el peso
doloroso del tiempo sobre nuestras
espaldas, que se clavan como puñales
en el corazón y dejan el amargo sabor,
de la impotencia.
Silencios que hacen volver a buscar
entre los recuerdos, que ha podido
pasar, para que de la noche a la mañana,
las personas olviden esa complicidad,
ese saber estar en los momentos difíciles
de gestionar, todas esas emociones que
de alguna manera se silencian, pero que
a través de las miradas, de los gestos y
palabras se puede vislumbrar todo lo
que hay detrás.
Pero ese silencio que distancia, que
olvida, que destierra el pasado, ese
silencio cobarde que se realiza por
no querer aceptar que somos vulnerables
ante la vida, que estamos atrapados en
un mundo donde nada nos motiva ni
ofrece felicidad, donde todo se vuelve
rutina y obligacion y donde es mejor
reguardarse dentro del caparazón del
silencio y esperar a que la vida pase,
a que el camino finalice, en lugar de
volver a dar ese golpe en la mesa y
demostrase a uno mismo, que puede,
que debe resurgir de sus propias
cenizas, levantarse del fondo de su
pozo emocional y recuperar su esencia
aquella que hace que uno se pueda
enfrentar a grandes retos, a situaciones
imposibles de gobernar, pero que
sin embargo, demuestran con quienes
podemos contar, quienes nos siguen
apoyando incondicionalmente,
quienes se preocupan de verdad y
aunque sea desde la distancia, siguen
enviando sus mejores deseos, su ayuda
y su cariño de manera particular.
Solo quiero decir que quien desde la
distancia y el silencio ofrece su apoyo
incondicional, es fiel a las personas,
porque sabe ver mucho más allá de la
apariencia física que puedan otorgar.
Que los verdaderos amigos son aquellos,
que a pesar de no estar siempre codo con
codo, saben seguir aportando esas palabras
que confortan, que abrazan y que muestran
esa empatia general.
Desde mi propio silencio, solo quiero decir,
que a veces ha sido muy difícil lidiar, con
circunstancias hostiles, que he tenido que
guardar silencio ante palabras que hieren,
que por respeto a otros y cumpliendo una
promesa, mis labios han estado cerrados,
aunque en mi corazón la rabia, crecía en
silencia y la sensación de no poder expresar
esa ira incontrolada dejo huella en el corazón.
Sin embargo, ahora siento que quizás todo
fue en vano, que por quien se guardó silencio,
es quien ahora se oculta en su propio silencio,
alejándose en su propia amargura y olvidando
que hay personas que saben escuchar, hablar
y comprender las dificultades que la vida nos
puede otorgar. Los golpes del camino son
parte de ese aprendizaje y a veces no pueden
poner en situaciones limite, donde podemos
en cierta manera morir, pero es justo entonces
que se nos abren las puertas que acabamos
de valorar, quienes nos muestran su empeatía,
su generosidad y permanecen a nuestro lado,
aunque sea de manera excepcional.
Es ahí que el silencio se vuelve, emoción y
valoramos el verdadero sentir de la palabra
amor, amistad , compañerismo e integridad.
Desde mi silencio interior, no se si esto es
el final de una etapa, pero siempre guardare
cada instante vivido, cada palabra entregada,
cada experiencia que me enseño a ver las
distintas caras que cada uno de nosotros
podemos reflejar hacia el exterior.
Ilesin 4/9/21